Atención al adulto mayor, tarea de todos

Llegar a la tercera edad dejó de ser un problema Cuba gracias a los beneficios sociales,  basta con salir a la calle o entrevistarse con adultos mayores

Sandino -Nacer, crecer, desarrollarse, morir, son solo momentos de la vida de cualquier organismo y como tal debemos interpretarlos y al mismo tiempo hacer lo necesario para alcanzar la plena satisfacción en cada uno de ellos.

Para muchos esa es la esencia de la vida, pero no es posible lograr ese propósito con el esfuerzo individual pues en buena medida, todo depende de las posibilidades y oportunidades que nos brinde la sociedad. Hace tiempo que llegar a la tercera edad dejó de ser un problema en nuestro país gracias a los beneficios sociales que disfrutamos y basta con salir a la calle o entrevistarse con las personas que peinan canas para comprobarlo.

Muchas son las acciones que se ejecutan con esta finalidad desde el punto de vista estatal, desde las ventajas relacionadas con la jubilación o la seguridad social hasta las referidas al apoyo alimentario, la creación de los círculos de abuelos para la práctica de ejercicios físicos y promover la socialización, las casas de abuelos, la asignación de auxiliares geriátricos y la atención de salud entre otras.

Sin embargo, soy de los que piensa que se precisa hacer más desde el punto de vista familiar e individual en función de la preparación para enfrentar este momento de vida en mejores condiciones tanto físicas como mentales e incluso económicas.

No es posible dejar para el último día la posibilidad de encontrar una actividad útil que realizar luego de la jubilación que pueda aportar satisfacción espiritual y material, como tampoco es explicable que no se tenga el cuidado de hacer algunos ahorros que complementen lo que aporta la seguridad social.

Más allá de todo eso considero como esencial el respeto hacia estas personas que implica no solo la atención merecida sino el cuidado, el cariño y la solidaridad de todos cuantos les rodean pues a fin de cuentas, ellos son los precursores y sin ellos no hubiésemos podido jamás llegar hasta los momentos actuales.

Llegar a la tercera edad es por tanto un verdadero honor, y conste que cada vez seremos más los integrantes de ese privilegiado sector de la sociedad, por eso hay que tener muy en cuenta que lo que hagamos bien o mal con nuestros abuelos, puede ser lo que en el futuro la misma familia haga con nosotros, pues como dijo alguien a raíz de una discusión sobre este mismo tema, nada hay tan cierto como ver pasar un día detrás de otro, y quienes hoy se vanaglorian de ser jóvenes y cuestionan a los más adultos, mañana serán cuestionados a su vez.

Claro que la cuestión no es solo de brindar las atenciones que garanticen una existencia agradable, porque también hay que hacer lo necesario para que se sientan respetados, y en este campo es a nuestra consideración donde más hay que trabajar pues todavía son muchos los que se alarman cuando ellos hablan de amor, o se hace excesiva la protección al extremo que asfixia, o no se les consulta para tomar decisiones que atañen a toda la familia y eso en verdad no está bien.

De nada vale vivir si se dormita permanentemente en un rincón de la casa como un mueble mas, si se cuestionan constantemente los achaques o limitaciones, si se considera como malcriadez la defensa de los gustos, necesidades y aspiraciones, si se mutila el derecho a opinar sobre cualquier tema.

De lo que no deben quedar dudas es que los abuelos cubanos de hoy son sanos, alegres, dispuestos, con muchos deseos de vivir e incluso, de hacer cosas que antes no hicieron, y eso es muestra de que a pesar de los años piensan y desean vivir el futuro.

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