Campeón de su pueblo (+ Video)

Al amanecer de este lunes el luchador de la división de los 130 kilogramos en la modalidad grecorromana, Mijaín López, iba en busca de su cuarto título olímpico, resultado que, de concretarse, será toda una hazaña y marcará un hito en la historia del deporte cubano y mundial.

La posibilidad real del triunfo del tricampeón olímpico y abanderado de la comitiva cubana, mantenía en vilo a todas las casas en Cuba hace más de 24 horas, y mientras dure su última pelea en estos Juegos la ansiedad copará de seguro a los millones de personas que lo admiran.

Ya en la jornada anterior, muchos no debieron dormir en espera de su pleito en la semifinal ante su adversario más desafiante y virtuoso, el turco Riza Kayaalp, frente al cual el antillano supo manejar nuevamente el compás del combate para sellar la tan esperada victoria.

Aunque su fuerza física espanta por sí sola a los contendientes, el buen juicio con que el Gigante de Herradura administró su energía fue clave en el éxito durante su riña con el eterno rival, quien soñará por el resto de sus días con el luchador al que intentó vencer en vano en estas citas multideportivas.

Ese cuerpo de músculos, metido en casi dos metros de estatura, atleta vigoroso e invencible sobre el colchón, es en definitiva, un hombre sencillo y noble, que representa, eso sí, la voluntad y el espíritu de resistencia de sus compatriotas y cuya causa es su mayor inspiración, como ha reconocido él mismo más de una vez.

Con esa firmeza infundida en su pueblo, en la gente humilde de su natal Herradura y por motivos patrióticos muy hondos, se crecerá una vez más cuando hoy lunes se enfrente al georgiano Lakovi Kajaia. Con él también se crece toda Cuba.

Aunque más de medio mundo da por sentado su éxito, cuando vaya en busca de esa hazaña inédita nadie quedará sin verlo en toda la Isla, para alentar, si hiciera falta, al gran campeón.

De su victoria quizá se alegre hasta el propio gladiador turco, a quien Mijaín, al término de su disputa, le dio un beso fraternal salido de su alma generosa de campeón.

Echevarría y Massó ganan la plata y el bronce en el salto largo Juan Miguel Echevarría ganó la plata y Maikel Massó se llevó el bronce en el salto largo de Tokio-2020, en una competencia en la que los cubanos tenían en su poder las dos primeras posiciones, hasta que, en su último intento, el griego Miltiadis Tentoglou clavó los pinchos en 8,41 metros y se proclamó campeón por un mejor segundo salto que Echevarría.

Massó primero y luego Echevarría, tuvieron problemas de lesiones en el evento, por lo que no pudieron completar sus seis saltos, quedando sus mejores marcas en 8,21 m y 8,41 m, respectivamente. En el caso de Juan Miguel, quedó como subtitular, debido a que su segundo mejor resultado fue de 8,09 m, mientras que el de Tentoglou fue de 8,15 m.

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