Por Marelis Corvea Barreto
Llega el primero de enero y con él la sonrisa del triunfo. Atrás queda el pasado horrendo que causó muerte y dolor, desigualdad y angustia. Comienza entonces la epopeya que ubicó al pueblo como protagonista de su obra. Al frente un hombre, un gigante, un símbolo de patriotismo y lealtad a sus principios, un ser que arrastra multitudes en pos del progreso.