Benito Juárez, una comunidad en transformación

Por Tairis Montano Ajete

Hay lugares donde el cambio no solo se mide en obras, sino en el alma de quienes las protagonizan. En la comunidad de Benito Juárez, más conocida como «la 3», el esfuerzo colectivo está escribiendo una nueva historia, una que coloca a las personas en el centro de cada transformación.

En esta zona, marcada por casos sociales críticos, un proyecto de desarrollo local ha surgido como una esperanza tangible para quienes más lo necesitan.

Bajo la dirección de Marilyn Valdés Hernández, directora de Trabajo y Seguridad Social, y en colaboración con la Universidad del Territorio y la Dirección de Cultura, este programa se propone no solo resolver, sino también construir, sanar y crear.

El corazón de estas acciones está en los talleres de artes manuales, espacios donde la creatividad se convierte en una herramienta de empoderamiento. Aquí, las manos de los participantes moldean algo más que objetos: moldean sueños, recuperan dignidades y encienden posibilidades.

«No es solo aprender a hacer algo, es aprender a creer en uno mismo», explica Marilyn Valdés, con la convicción de quien ve el potencial en cada historia.

El proyecto no solo responde a las necesidades más urgentes, sino que siembra las bases de un futuro donde la autogestión y la cultura sean los motores del cambio. Las actividades realizadas buscan fortalecer el tejido social, integrando a las familias y dando protagonismo a quienes en algún momento sintieron que el camino no tenía vuelta atrás.

En Benito Juárez, el desarrollo no es solo un término; es un movimiento, una energía que camina de la mano con su gente. Mientras se resuelven casos críticos, también se teje una comunidad que entiende que transformar no es solo construir muros, sino también abrir puertas.

Informaciones relacionadas

Comunidad agrícola Benito Juárez, un sitio en transformación

Salir de la versión móvil