Vilma Espín, esencia de compromiso y lealtad

La esencia al andar cultivó su espíritu de lucha. Vislumbrar la armonía perentoria de quien sería Heroína de la República de Cuba y presidenta fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas en 1960 era imposible pero una estirpe gallarda y amorosa rosaría su camino.

La sensibilidad de un hogar donde prevalecían los más fervientes y sensibles valores éticos permitió que  la pequeña, quien naciera en Santiago de Cuba, el 7 de abril de 1930  y dejara una huella en la historia cubana.

Gallarda y amorosa demostró el amor al estudio, a la cultura, al deporte y a la naturaleza, así preparó su vida para el porvenir. Desde su paso estudiantil por la Universidad de Oriente afianzó un pensamiento político por lo que la incluyeron entre la más avanzada juventud combatiente de su época.

Deborah, así la conocieron en la guerra, azuzó su estirpe como notable combatiente clandestina. Protagonista del alzamiento del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba bajo las órdenes de Frank País García,  formó parte además del  Ejército Rebelde en la Sierra Maestra.

Con el triunfo de la Revolución Cubana, Vilma Espín fundó la Federación de Mujeres Cubanas, asumiría la defensa de los derechos de las mujeres hasta su último aliento. La valerosa compañera de lucha de Fidel, Raúl, Celia y otros presidió desde su creación la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social, y la Comisión de la Niñez, la Juventud y la igualdad de derechos de la Mujer, de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

El 18 de junio de 2007 en La Habana muere la revolucionaria cubana. Sin embargo, su espíritu alentador mantiene el aliento de las que hoy defendemos este pedazo de suelo. El ejemplo de Vilma atesora años de compromiso y lealtad, de valor y consagración.

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