En el arroz y su cultivo insistió mucho el vice primer ministro cubano Jorge Luis Tapia Fonseca en su reciente visita de trabajo a Sandino.
Tanto, que no se llevó una buena impresión de lo hecho hasta ahora para lograr el autoabastecimiento en las circunstancias actuales.
Se interesó por los planes, por los productores que potencian ese renglón y por las áreas en las que podían explotar por la importancia que tiene el rubro.
Esos análisis pudieran convertirse en realidades si hay una apropiación y una actuación consciente, organizada y crítica sobre la situación existente en función de una productividad que dé respuesta a la demanda actual.
Una libra de arroz en el mercado informal en este territorio está a 150 pesos y un poco más allá. Aparece una posibilidad y un reto adicional; la oportunidad del diálogo y la explicación de saberes y proyectos de futuro; y el reto está en evitar que estos escenarios se conviertan en simple teoría.
Estamos en un momento complejo y así lo reiteró el vice primer ministro cubano, al abordar con profundidad la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria Nutricional (SSAN). Su esencia remite a cambiar la mentalidad, los métodos y estilos de trabajo, a comprender plenamente los cambios a los que le urge al sector de la Agricultura para ponerlos en función de la alimentación del pueblo.
Conozco, libre de la menor duda, productores apegados a la tierra con voluntad acérrima, que le sacan provecho y a quienes no les falta el arroz en el campo y mucho menos en la mesa.
Uno de ellos es Omar Hernández Valdés, el cual pertenece a la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Augusto César Sandino, quien habla de lo que sembró ayer y de lo que cosechará mañana.
Las imágenes no mienten, hablan por sí solas de salud, de entrega y amor por lo que hace. Es su disposición por la siembra del cereal y otros cultivos que agradecen cada atención en un entorno adverso para lograrlo en el orden climatológico.
Productor de arroz con cultura de detalles, de esos por los que preguntó Tapia Fonseca, de esos que asombran cuando con sus callosas manos te muestra el fruto que con sudor recoge. Y sí que los hay, escucharlos es de sabios. Por sí mismos transmiten experiencias y muchas ideas que pueden enriquecer los conocimientos sobre el cultivo del arroz.
Juntar voluntades a partir del llamado del vice primer ministro, de hacer un plan productor por productor y chequear cada paso con apoyo de organismos y entidades sigue siendo una misión impostergable.
Depende de la conciencia, de la capacidad de organizarse y hacer valer que producir alimentos es una cuestión de seguridad nacional. La centralidad de los agricultores en este asunto tan vital, puede ser una buena oportunidad para conseguir mejores estrategias de trabajo que aporten más alimentos a la mesa de la familia.
En torno a detalles como esos, gira el dulce vuelco que requiere este renglón aquí. No solo determinante en la producción mercantil anual del municipio, sino también con un peso notable en el comportamiento y en las aspiraciones a escala local.