Su ruido es ya preocupante. Parece convertirse en una moda de los jóvenes. Es el sonido no deseado de motos y motorinas, dotado de potencia para sentirlo a cualquier hora de la mañana, tarde y noche.
No existen oídos sordos frente a esa realidad que cada vez más interfieren en la cotidianidad sandinense repitiendo su recorrido por aceras, calles y caminos. Así anuncian su paso a una velocidad alarmante que aparta a transeúntes en estas vías mientras imprimen un ritmo sonoro a gusto de esos protagonistas en su andar. Llama la atención el acompañamiento musical, parecido a los que animan escenarios de fiestas, discotecas y otros espacios donde no hay balance de géneros en lo que respecta lo cubano y extranjero.
Existen diferentes modelos de motos y motorinas con luces de colores con un singular sonido. Hay quienes disfrutan y no se pierden el correteo y la persecución de unos a otros cuando pasan en carabana al salir de carreras improvisadas o previamente organizadas para cada ocasión. El principal atractivo es el factor sorpresa, pues aterrizan sin hora ni día fijo en la semana. Y en tiempos de verano parecen ponerse de acuerdo para salir y retornar a sus lugares con unos tragos de más, haciendo malavares y ejecutando espectáculos a riesgo de la propia vida.
Hay historias tristes por sucesos que alertan y cuentan por la desproporcionada rivalidad impuesta entre ellos, en carreras y competencias cotidianas, hechos con natural cotidianidad en este territorio. Es como un mal crónico que resuena tanto en tantos y los de más edad en el barrio se oponen completamente a este comportamiento. Ese juicio tensa el pensamiento y la ación en busca de soluciones que aporten para con el trabajo conjunto vencer cualquier indisciplina social.
Es bien comprensible por cuanto persigue preservar la vida de jóvenes que entusiasmados conducen motos y motorinas con un lugar en las estadísticas de los accidentes de tránsito en el país. Evidentemente involucra a diversas instituciones con un peso importante en su enfrentamiento en función de garantizar la tranquilidad ciudadana.
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