El campo a diferencia de la ciudad, tiene mucho que aportar. La cría de aves, cerdos y otros animales es un componente muy importante por ser fuente de alimentos de gran calidad nutricional y de fibras.
Pero seamos realistas. Podemos decir, sin duda alguna, que con el tiempo hemos olvidado el verdadero valor de las cosas. Nos acostumbramos a una vida más fácil y despreocupada en comparación con años atrás. Y no es invención del periodista, sobre esta experiencia hablan muchos por estos días, unos para bien, otros no tanto.
Hay en este sentido, juicios muy inteligentes que precisan de un esfuerzo superior para que en el patio no falten árboles frutales, la cría de aves, de cerdos, conejos, ovino caprino y de cuanto sea posible para la alimentación familiar.
Por diversas causas vinculadas entre otras razones a la dejadez y el acomodamiento, las familias del campo dejan de producir lo elemental para la vida, comportamiento bien cuestionado en medio de la situación sanitaria que vive el país.
Hay en torno al tema análisis muy críticos y profundos por las autoridades del municipio, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) que conducen a un modesto despunte por casa.
Todavía insuficiente, pero cortan la diferencia y confirman cuánto pueden hacer en cada lugar. Esta crisis de salud debe servir como una llamada de atención para retomar el camino que nunca se debió dejar por ningún motivo.