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Graciela González Gómez, vocación y sensibilidad humana

Graciela González Gómez ejemplifica vocación, humanidad y sensibilidad al transformar su labor como enfermera en un acto de amor

Por Tairis Montano Ajete

Hay personas que nacen con un propósito grabado en el alma, y Graciela González Gómez es una de ellas.

Desde 1987, el Policlínico Ernesto Guevara de la Serna de Sandino ha sido, más que su lugar de trabajo, su hogar, el espacio donde su vocación floreció y su humanidad se engrandeció.

Graciela nunca dudó en su decisión de convertirse en enfermera. Para ella, cada día es una oportunidad para ofrecer dedicación y cuidado. En los pasillos del policlínico, su presencia es un bálsamo. Su sonrisa, su paciencia, y esa forma única de mirar a los pacientes como si fueran parte de su propia familia, marcan una diferencia que no se puede medir en cifras, sino en gratitud.

Su vida cambió profundamente cuando cumplió misión en Venezuela. Allí, en medio de un panorama sanitario completamente distinto al cubano, su sensibilidad se transformó. Fue testigo de desigualdades que jamás imaginó, de luchas por sobrevivir donde la salud no siempre estaba al alcance de todos. Graciela no solo ofreció su experiencia profesional; ofreció su corazón. “En Cuba tenemos una riqueza que no valoramos suficiente”, confiesa, conmovida por las historias de los pacientes que atendió allá, por sus miradas esperanzadas y sus palabras de agradecimiento.

Al regresar a Sandino, Graciela sigue siendo la misma enfermera comprometida, pero ahora con una perspectiva más amplia, con una sensibilidad que ha crecido hasta abarcar todo lo que implica el verdadero significado de su vocación. “Si volviera a nacer, volvería a ser enfermera y trabajaría en el Policlínico”, afirma, con la determinación de quien sabe que ha encontrado su lugar en el mundo.

Hoy, Graciela González Gómez sigue siendo ese faro de luz en su comunidad. Su historia no es solo la de una enfermera; es la de una mujer que ha hecho de su vida un canto de amor y de servicio. Cada gesto suyo, cada palabra de aliento es un recordatorio de que en la salud también se cura con sensibilidad y humanidad.

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