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Una madre ha de ser dulce y tierna pero firme y exigente

La madre tiene que ser a la vez dulce y tierna, pero también firme y exigente,en ocasiones sacrifica sus aspiraciones para concretar las de sus hijos.

Sandino -La palabra madre se dice con tanta facilidad como cualquier otra pero encierra un significado que puede considerarse no solo abarcador sino también trascendental.

Aunque algunos se afanan en hablar de ellas poniendo por delante su función como procreadora de nuevas vidas, soy de los que piensa que esa es solo una cualidad biológica más y que su real importancia comienza cuando se dedica por entero a la educación de los hijos.

Solo de esa manera es posible justipreciar el papel de quienes asumen la crianza de niños que no engendraron, con tanto amor y dedicación como si fuesen el fruto de su vientre.

Desde luego que no resulta fácil desempeñarse como madre y tampoco todas las mujeres están debidamente preparadas para hacerlo, y créanme que es algo que va más allá de factores económicos, psicológicos o sociales.

Ser madre es entregarse en cuerpo y alma a la tarea de educar, que es mucho más que criar, pues no implica solo dar comida, vestuario y techo, sino dar amor, guiar por los buenos caminos y preparar para enfrentar la vida con mayores posibilidades de éxito.

Por eso la madre tiene que ser a la vez dulce y tierna, pero también firme y exigente, como también, tiene en ocasiones que sacrificar sus aspiraciones personales para concretar las de sus hijos.

Sería injusto no hacer referencia al papel que corresponde a los padres en este sentido, sin robar protagonismo a las madres, y en honor a la verdad aprecio que en nuestra sociedad este es cada vez mayor, como fruto indiscutible de los cambios operados en la manera de pensar.

A tono con lo anterior son cada vez menos los que hablan de ayudar a su compañera en la crianza de los hijos, y más quienes actúan convencidos de que a ellos también les corresponde aportar a la educación de los pequeños, esta actitud solo es posible cuando la propia madres es capaz de contagiar.

El mayor compromiso que tiene todo hijo con su madre es esforzarse para convertir en realidad sus sueños, hacer honor al esfuerzo, la dedicación y el cariño recibidos, no hacer nada que implique su frustración o desencanto y retribuirle con el amor que ella bien merece, lo cual incluye ser buena madre o buen padre en el futuro.

Si estamos de acuerdo con tal criterio, no hacen falta entonces regalos ni fiestas suntuosas para expresar cuánto significan para nosotros, ni es posible circunscribir nuestro reconocimiento al marco de un solo día al año.

Estoy segura de que no hay regalo que sobrepase el valor de un beso en la mejilla o la frente, un tierno apretón de manos, un abrazo fuerte o una sonrisa cómplice.

Mañana celebraremos el Día de las Madres, una festividad que forma parte de nuestras mejores tradiciones culturales y que se sustenta en ese cariño infinito que sentimos por quien nos guía por la vida, incluso sin estar presente, y les invito a hacerlo cada cual a su manera, desde su óptica y perspectiva, según sus posibilidades reales, como le sale del corazón, sin mirar en derredor para ver como hacen otros.

Un día especial

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