La narco-novela no es solo un entretenimiento ellas influyen y enseñan a cientos de jóvenes en Latinoamérica a introducirse en el mercado de las drogas
Narco novelas como el Señor de los cielos, el capo , la Reina del sur o el Chapo acaparan la atención de muchos cubanos por estos días. El tema del negocio del narcotráfico se está volviendo respaldo de guiones para cadenas de televisión y compañías de entretenimiento no solo en Estados Unidos, sino también en nuestra América Latina.
En estas producciones transforman en héroe al narcotraficante que con su quehacer promueve la adicción en niños y jóvenes, atrae a su seno a desorientados para que le sirvan como fieles súbditos e inunda las calles de sangre ante cualquier molestia a su mandato.
En la actualidad, sin muchos paños tibios, nos proyectan el perfil real de las drogas, su distribución, las ganancias y obtención del poderío y la autoridad.
La narco-novela no es solo un entretenimiento ellas influyen y enseñan a cientos de jóvenes en Latinoamérica a introducirse en el mercado de las drogas, a obtener dinero de forma rápida; a subir las escaleras del “éxito” y la fortuna blindada.
Influyen, condicionan la mentalidad y comportamientos; moldean las aspiraciones y van dando permisos sociales en la participación del mercado ilícito del dinero y del confort al menor esfuerzo.
Se elevan a planos estelares a figuras como Pablo Escobar, quien después de su muerte ha servido de inspiración a una serie de televisión, varias películas y documentales..Al final, la Reina del Sur y Escobar son tratados como modernos Robin Hood, y se olvida el legado sangriento de su actuación.
Y mientras eso ocurre, muchos otros héroes reales van quedando en el olvido exprofeso. Los que se enfrentan de manera altruista contra las injusticias. Los que alzan su voz en cualquier escenario para que este mundo sea un hogar tranquilo y duradero.
Neilyn Zambrana Roque
